Los ciberataques cada vez son más robustos y ahora no sólo buscan el robo de información, sino que la motivación va más allá de lo personal e incluso pueden llegar a afectar los intereses de todo un país. La realidad es que cada ataque detectado es provocado por las vulnerabilidades, características de software o hardware que tienen los sistemas para ofrecer una puerta trasera a los cibercriminales.
Una pieza importante para minimizar los riesgos de una vulnerabilidad recae en concientización de ciberseguridad de las personas y los trabajadores. Esa falta de cultura de seguridad tiene que ver con la pobre inversión de las empresas en materia de educación y preparación de la fuerza laboral en temas de seguridad informática y el comportamiento que pueden o no desarrollar para evitar que generen de forma accidental determinados ciberataques.
Ante este escenario, las brechas de seguridad son cada vez más frecuentes y estadísticas de la industria señalan que un 85% de las empresas no tienen articulado un proceso de respuesta adecuado.
Para reducir aún más el riesgo de sufrir un ataque y apegarse a las buenas prácticas de una cultura de ciberseguridad integral, compartimos las principales vulnerabilidades que las empresas deberían estar gestionando.
  • Fugas de información a través de dispositivos móviles
  • Las organizaciones deben administrar el uso de memorias USB, tabletas o smartphones, con características de almacenamiento extraíble. Los usuarios deben estar conscientes de los riesgos de un mal uso o pérdida del dispositivo.
  • Robos de información y fraudes
  • A través del robo de información, en manos ajenas, es posible que los delincuentes realicen algún fraude con el objetivo de rentabilizarlo económicamente. Con una buena política preventiva frente a los ciberataques, estas pérdidas pueden llegar a ser escasas.
  • Falta de formación y concientización
  • Las personas y empleados no se encuentran 100% conscientes de los riesgos de estar conectados y en muchos casos la propia empresa tampoco.
  • Inexistencia de planes de gestión de los incidentes
  • Esta es otra consecuencia de esa falta de cultura de seguridad informática. Y con ello tampoco hay una previsión de contar con un protocolo de actuación frente a estos casos.
  • Baja inversión en ciberseguridad
  • También es una vulnerabilidad y las empresas no conocen realmente los riesgos a los que están expuestos. En otras ocasiones, se piensa que nunca se va a sufrir un ciberataque, con lo cual no hay medios para afrontar este problema.
  • Falta de un plan de continuidad de negocio
  • Tanto en el negocio como en la operación, es necesario tener los procesos para que ante cualquier incidente, la productividad no se vea perjudicada.
  • Incapacidad de detectar un ataque de forma rápida
  • No se tienen los recursos adecuados para detectar un ciberataque. Eso sucede en muchas ocasiones. Realmente ahora no es tan caro tener un servicio de estas características u optar por la externalización, como lo hacen muchas empresas.
  • Uso de software creado a medida sin garantías de seguridad
  • En muchas ocasiones, la empresa prefiere crear su propio software para trabajar de forma adecuada. Sin embargo, cualquier herramienta desarrollada debe tener las medidas de seguridad idelaes para evitar un ciberataque.
    Éstas son sólo algunas de las principales vulnerabilidades que las organizaciones deben tomar en cuenta para reducir los riesgos de sufrir un ataque informático. Sin embargo, se debe recordar que una estrategia integral debe estar soportada en tres pilares: tecnología, educación y procesos.

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